No es desconocido para nadie que nuestra Región mantiene una lucha constante para combatir enfermedades de la piel y/o derivadas de esta, producto de la radiación y la poca capa de ozono que nos va quedando. Día a día engrosamos los niveles de cáncer debido a la poca información y acción de las autoridades para proteger a la población, sin poner en la palestra que es producto de la contaminación minera. Pero realizar una pequeña acción puede salvar muchas vidas, es por eso que la presente idea se centra en lo cotidiano, lo social y lo cívico. La instalación de dispensadores con protector solar en las calles de nuestra ciudad, o por lo menos las más transitadas, otorga un gesto para el cuidado de los ciudadanos.
Lo que se puede llegar a lograr con el debido cuidado y responsabilidad de los mismos beneficiarios, es una educación cívica y sanitaria (salud) que ayude a concientizar al ciudadano de los riesgos a la exposición solar.